Los cuatro
elementos a considerar: contenidos; procesamiento pedagógico de los contenidos;
tutoría virtual; herramientas y dispositivo tecnológico
Estamos seguros que es posible
adquirir información en toda clase de Aula Virtual; pero, debido a una
exigencia de tipo formativa entendemos que seria deseable que aquello se
aprenda no solamente sirva como una habilidad o conocimiento adquirido, sino,
particularmente, como una manera de reflexionar para mejorar e intervenir de
modo relevante en la realidad.
Para ello es indispensable que los
temas y conductas desarrolladas en el aula puedan ser valoradas al punto de
desear trasladarlas fuera de ellas, tal como si fuera una pauta integrada en
una nueva manera de ser y pensar el mundo.
Veamos este tema con más detalle.
Un Aula Virtual es, como cualquier
ambiente educativo, un espacio cultural. Sin embargo, no todas son capaces de
generar procesos sensibles a la socioconstrucción del conocimiento y a la
incorporación de lo que David Perkins denomina como “cultura de pensamiento”.[1]
Por eso, cuando pensamos en las condiciones que un
aula virtual debería mostrar para impactar en el aprendizaje y en la
experiencia formativa de manera relevante y positiva, se nos presentan cuatro
dimensiones ineludibles:
·
Contenidos: los que deben
ser relevantes, actualizados y eruditos.
·
Procesamiento
pedagógico: de los contenidos, lo que evita la sola presencia de la información.
Ello no refiere solamente a los elementos ilustrativos sino fundamentalmente a
la introducción de instancias que inviten a pensar, reflexionar y a dialogar
con el texto y el contexto social y cultural del Aula Virtual.
·
Tutoría
Virtual: gracias a lo cual es posible fomentar un clima y una cultura de
interacción entre los integrantes del aula, en donde se aprende a pensar con
otros, colaborativamente. Al mismo tiempo, los Tutores tienen la
responsabilidad de introducir retroalimentaciones significativas que permiten
ofrecer seguimiento evaluativo y autoevaluativo a los estudiantes.
·
Dispositivo
Tecnológico: refiere a las herramientas que facilitan la comunicación y la
interacción necesaria en la socioconstrucción del aprendizaje.
[1] Véase, para una
ampliación: Shari Tishman, David Perkins, Eilen Jay. Un aula para pensar. Aprender y enseñar en una cultura de pensamiento.
Buenos Aires: Aique, 1997.
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